En una escalada dramática de la guerra en curso, drones ucranianos atacaron un depósito de combustible clave en la región de Kaluga, Rusia, en las primeras horas del lunes, encendiendo llamas tanto literales como figurativas en este conflicto que se intensifica. Horas más tarde, la retaliación rusa golpeó profundamente en ciudades ucranianas, dejando a decenas heridos y marcando uno de los intercambios más violentos en las últimas semanas.
El ataque ucraniano golpea un centro logístico ruso
El depósito de petróleo Kaluganefteprodukt, una instalación crítica que apoya las operaciones militares de Rusia, se convirtió en el objetivo de un audaz ataque con drones ucranianos. Una fuente de la inteligencia militar de Kyiv confirmó: “El depósito juega un papel directo en el abastecimiento de la agresión armada de Rusia contra Ucrania.” El asalto causó una destrucción significativa en el sitio, ubicado justo al sur de Moscú, en una región alejada de las líneas del frente inmediatas.
El gobernador de Kaluga, Vladislav Chapchan, informó que las defensas aéreas interceptaron ocho drones en la zona. Sin embargo, los escombros que cayeron provocaron un gran incendio en un sitio industrial cercano, que requirió varias horas para ser extinguido. Aunque los detalles sobre la magnitud de los daños siguen siendo escasos, el ataque subraya la creciente capacidad de Ucrania para atacar infraestructura crítica rusa.
Rusia responde con devastadores ataques de misiles
Horas después del ataque a Kaluga, las fuerzas rusas desataron una ola de ataques con misiles y drones en ciudades ucranianas. Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, sufrió daños extensos, con 23 civiles heridos en el centro noreste cerca de la frontera rusa. En Odesa, el histórico puerto del Mar Negro, al menos seis más resultaron heridos mientras los ataques rusos golpeaban áreas urbanas.
El presidente Volodymyr Zelensky describió la magnitud del asalto, afirmando: “Rusia ha utilizado alrededor de 150 drones de combate, bombas aéreas y misiles contra más de diez de nuestras regiones desde el domingo.” Estos ataques implacables demuestran aún más la intención de Moscú de mantener una presión inquebrantable sobre Ucrania.
Un conflicto en intensificación sin fin a la vista
Desde que comenzó la invasión rusa en febrero de 2022, la guerra ha escalado para abarcar no solo feroces batallas en suelo ucraniano, sino también ataques ucranianos cada vez más frecuentes en territorio ruso. A medida que Moscú continúa su ofensiva en el este, Ucrania está intensificando sus esfuerzos para interrumpir las líneas de suministro y la infraestructura clave en el interior de Rusia.
Este intercambio de golpes aumenta las apuestas en un conflicto ya volátil. El ataque al depósito de Kaluga señala la disposición de Kyiv para llevar la lucha al otro lado de la frontera, desafiando la creencia de Rusia en la seguridad de su propio territorio.
El mundo al borde mientras aumentan las tensiones
A medida que se acerca el invierno, ambas partes parecen decididas a escalar sus campañas, sin importar el costo humano. Con las ciudades bajo asedio, la infraestructura crítica en llamas y las bajas aumentando, los efectos en cadena de la guerra continúan sintiéndose mucho más allá de Europa del Este. La pregunta sigue siendo: ¿hasta dónde están dispuestos a llegar Rusia y Ucrania, y a qué costo para ellos mismos y para el mundo?
Los ojos del mundo están fijos en este conflicto en espiral, ya que cada ataque y contraataque trae nuevos riesgos e incertidumbres a un paisaje global ya frágil.