En la NFL, las feroces rivalidades y el fuego competitivo a veces pueden cruzar la línea hacia un juego imprudente. Eso es exactamente lo que sucedió en el reciente enfrentamiento entre los Chargers y los Saints, donde el tackle defensivo de los Saints, Nathan Shepherd, ahora está en el centro de atención—no por sus habilidades defensivas, sino por un tackle controvertido al mariscal de campo de los Chargers, Justin Herbert, que ha puesto a la liga en alerta.
Después de que Herbert soltó el balón, Shepherd inexplicablemente le agarró y retorció la pierna. “¿Qué estaba pensando?” parece ser la pregunta en la mente de todos. A pesar de la evidente rudeza de la jugada, el entrenador en jefe de los Saints, Dennis Allen, defendió a Shepherd, insistiendo: “No hubo nada malicioso en esa jugada.” Pero los aficionados y analistas están gritando falta. El centro de los Chargers, Bradley Bozeman, fue contundente: “Probablemente fue una de las jugadas más sucias que he visto.” Mike Florio de Pro Football Talk fue aún más directo, calificándola de “golpe bajo con intención de lesionar.”
Bozeman no dudó en proteger a su mariscal de campo, volando y empujando a Shepherd lejos de Herbert—un movimiento que atrajo su propia penalización, pero que subrayó la solidaridad de los Chargers. “Tener a un tipo así defendiendo, no hay mejor sensación,” comentó Herbert más tarde, agradecido por la rápida intervención de su compañero.
Ahora, todos los ojos están puestos en la respuesta de la NFL mientras consideran acciones disciplinarias. Aficionados, jugadores y analistas exigen responsabilidad por las jugadas peligrosas. La unidad de los Chargers brilla, pero la liga enfrenta una creciente presión para frenar estos momentos imprudentes que ponen en riesgo la salud y la seguridad de los jugadores.