En un giro sorprendente de los acontecimientos, los New York Jets han despedido al entrenador en jefe Robert Saleh tras una racha de tres derrotas consecutivas. Aunque la decisión no es una gran sorpresa dado el rendimiento decepcionante del equipo esta temporada, los últimos rumores que circulan sobre la decisión han enviado ondas de choque a través del mundo de la NFL. ¿La afirmación más explosiva? Que el propio Aaron Rodgers jugó un papel significativo en el despido.
La afición de los Jets ya estaba inquieta, con muchos especulando sobre el futuro de Saleh mientras su equipo continuaba luchando. Pero cuando el analista de la NFL Emmanuel Acho dio la noticia, revelando la loca teoría de que el mariscal de campo estrella tuvo algo que ver en empujar a Saleh fuera, los aficionados estallaron. Las redes sociales se iluminaron mientras los seguidores de los Jets y los expertos de la NFL debatían las implicaciones de tal movimiento, con algunos incluso sugiriendo que Rodgers había estado maniobrando tras bambalinas durante semanas.
El despido de Saleh marca el final de una gestión que comenzó con grandes esperanzas pero que, en última instancia, no logró ofrecer resultados consistentes. Ya se le consideraba en la cuerda floja, pero la última caída del equipo selló su destino. Rodgers, quien se unió a los Jets esta temporada en un movimiento de alto perfil, aún no ha podido jugar una temporada completa debido a una lesión. Sin embargo, su influencia dentro de la organización ha sido claramente sustancial.
La especulación sobre la implicación de Rodgers plantea preguntas sobre las dinámicas de poder dentro de la organización de los Jets. ¿Fue el despido realmente basado en el rendimiento mediocre del equipo, o fue un juego de poder orquestado por el jugador más destacado de la franquicia?
A medida que los Jets buscan un nuevo entrenador en jefe, el drama que rodea la salida de Saleh sin duda seguirá siendo un tema candente, especialmente a medida que surjan más detalles. Ya sea que Rodgers realmente haya movido los hilos o no, una cosa es cierta: los Jets están entrando en un nuevo capítulo lleno de controversia y altas apuestas.