Los Dallas Mavericks pueden estar navegando con éxito en la cancha, pero tras bambalinas, se está gestando una tormenta entre el ex propietario mayoritario Mark Cuban y la nueva propietaria principal Miriam Adelson. Cuban, quien mantuvo la participación mayoritaria hasta su venta en diciembre, nunca ha evitado la política, siendo un crítico vocal de Donald Trump y un entusiasta apoyo de la candidata demócrata Kamala Harris. Conocido por sus comentarios directos, Cuban ha llamado públicamente a Trump un “idiota” y continúa compartiendo su postura política con su característico enfoque generoso.
Por otro lado, Miriam Adelson, reconocida por su influencia en la industria de los casinos, ha tomado una postura activa y financieramente significativa en apoyo a Trump. Según informes, recientemente contribuyó con la asombrosa suma de $100 millones a la campaña de Trump para 2024, una contribución que supuestamente supera incluso a las de patrocinadores de alto perfil como Elon Musk. Para Adelson, esta inversión es simplemente un cambio de bolsillo, pero subraya su fuerte compromiso con la candidatura de reelección de Trump y la posiciona en una clara oposición política a Cuban.
Con los Mavericks esforzándose por alcanzar nuevamente las Finales de la NBA, la dinámica unida del equipo puede estar en desacuerdo con una discordia de propiedad impulsada por marcadas diferencias políticas. A medida que la temporada electoral se intensifica, el potencial de una mayor tensión se cierne, dejando a los aficionados y analistas preguntándose cómo esta división podría afectar el liderazgo y la estabilidad de los Mavericks en el futuro.
¿Podría este choque político de alto riesgo en la cúpula repercutir y afectar el enfoque del equipo?