En un audaz intento por captar la atención en la profundamente azul California, Donald Trump subió al escenario en Coachella para criticar a la vicepresidenta Kamala Harris y acusarla de ‘robar’ la nominación presidencial al presidente Joe Biden. Trump afirmó que Biden, quien según él perdió su primer debate, fue destituido en un ‘golpe’ orquestado por los demócratas, dejándolo supuestamente amargado e incluso más amigable hacia Trump que hacia Harris.
“Hubo un golpe; lo echaron [a Biden] de su cargo,” dijo Trump a la multitud, añadiendo, “Estoy convencido de que le gusto más a él que a ella.” Trump criticó el trabajo de Harris como exfiscal general de California, atacando su historial en crimen e inmigración mientras culpaba a ella y a Biden por lo que él llamó un “desastre” en la frontera y “la peor crisis en la historia de Estados Unidos.”
El mitin de Trump en California es parte de una estrategia más amplia para realizar eventos en estados tradicionalmente demócratas, demostrando lo que su equipo dice que es “un amplio apoyo nacional.” Su parada en Coachella siguió a una aparición en una mesa redonda latina en Las Vegas y un mitin en Arizona, con planes para el Madison Square Garden de Nueva York a finales de este mes. Un asesor de Trump argumentó que estas paradas están diseñadas para tener un máximo impacto mediático, mostrando que el apoyo a Trump se extiende por todo el país.
En medio de esta retórica, algunos expertos políticos especularon que Biden podría albergar resentimientos persistentes, con un estratega del GOP afirmando que Biden se siente menospreciado por el supuesto ascenso de Harris sobre él. A pesar de la controversia, los mítines de Trump siguen acaparando titulares mientras intensifica sus ataques y reafirma su mensaje de América Primero de cara a 2024.