La llegada de Vladimir Putin a Turkmenistán para una cumbre sorpresa con el presidente iraní Masoud Pezeshkian tomó un giro inesperado al romper una ley local al llegar en una limusina negra a prueba de bombas en lugar del vehículo blanco o plateado tradicional que mandaba el ex presidente Gurbanguly Berdimuhamedow. Bajo el mandato del líder turkmeno, el blanco se consideraba un símbolo de buena fortuna, y los coches negros no eran bienvenidos—una ley que Putin pareció estar más que dispuesto a ignorar, probablemente priorizando su seguridad mientras navegaba por las estrictas costumbres del país en su Aurus Senat.
Esta reunión del «eje del mal», como muchos la están llamando, se está llevando a cabo en un contexto de tensiones crecientes en todo Oriente Medio. A medida que Israel ataca posiciones de Hezbollah en Beirut, y con Rusia e Irán enfrentando sanciones occidentales, la repentina reunión de los dos líderes ha levantado cejas a nivel global. Putin enfatizó la relación cada vez más profunda de Rusia con Irán, llamándola una “prioridad” mientras afirmaba que ambas naciones comparten visiones «muy cercanas» sobre los asuntos globales. Mientras tanto, Pezeshkian acusó a EE. UU. y Europa de avivar el caos en la región, destacando un frente unido contra la influencia occidental.
La elección de Putin por la limusina blindada Aurus Kortezh—diseñada para resistir ataques con bombas y químicos—fue un símbolo revelador de sus prioridades, especialmente en medio de riesgos de seguridad elevados. La cumbre de alto nivel, originalmente rumoreada como una modesta conferencia en honor a un poeta turcomano, es ahora una plataforma para que Moscú y Teherán reafirmen su alianza. La reunión subraya la posición única de Turkmenistán; el antiguo estado soviético ha logrado mantener la neutralidad, equilibrando lazos diplomáticos con Rusia e Irán desde que obtuvo su independencia en 1991. Esta neutralidad permite a Turkmenistán beneficiarse tanto de alianzas económicas como de seguridad, mientras evita alineaciones abiertas con las ambiciones políticas de cualquiera de los dos países.
El desprecio de Putin por las leyes locales también puede reflejar un patrón; hace poco, fue visto casi causando un accidente en una carretera rusa mientras mostraba un sedán Lada. El líder del Kremlin subestimó su cambio de carril, lo que llevó a su equipo de seguridad a frenar bruscamente para evitar un choque, destacando que el estilo de navegación de Putin puede ser tan poco convencional como su política exterior.
putin beyond all laws, even those of allies.
— Yasmina (@yasminalombaert) October 11, 2024
The Russian tyrant broke a bizarre law as he arrived for a surprise axis-of-evil Iran summit in Turkmenistan, by driving in his black limousine instead of a regulation white or silver car.
He was in Ashgabat to meet with Iranian… pic.twitter.com/2Y7yXhULXQ
A medida que se desarrolla la cumbre, las muestras públicas de solidaridad entre Putin y Pezeshkian subrayan los destinos entrelazados de sus países en medio de las sanciones occidentales y el aumento de los conflictos en el Medio Oriente. Con el mundo observando de cerca, esta inusual cumbre podría revelar hasta dónde está dispuesto a llegar el eje Moscú-Teherán en su alianza contra los adversarios occidentales percibidos.