En una arriesgada jugada política, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu está depositando su confianza en el regreso al poder de Donald Trump, dejando de lado los urgentes llamados del presidente de EE. UU., Joe Biden, a un alto el fuego en Gaza. Con las tensiones en ebullición en el Medio Oriente, la decisión de Netanyahu de alinearse con Trump en lugar de con Biden podría tener enormes repercusiones.
Biden, tras la muerte del líder de Hamas Yahya Sinwar, ha estado presionando a Netanyahu para que aproveche la oportunidad de negociar la paz y liberar a los rehenes. Pero Trump, en una reciente llamada telefónica, desestimó los esfuerzos diplomáticos de Biden, instando a Netanyahu a avanzar a toda velocidad. “Simplemente haz lo que tengas que hacer”, le dijo Trump al líder israelí, dándole luz verde para acciones militares agresivas contra Hamas e Irán.
La preferencia de Netanyahu por Trump no se trata solo de la crisis actual. El ex presidente de EE. UU. ha sido durante mucho tiempo un aliado político, trasladando la Embajada de EE. UU. a Jerusalén y apoyando la dura postura de Netanyahu sobre Irán. Pero las apuestas son increíblemente altas: si Trump pierde las próximas elecciones, Netanyahu podría encontrarse acorralado por una administración mucho menos comprensiva con su enfoque militar.
¿Es la apuesta de Netanyahu por Trump una jugada maestra de estrategia política, o una apuesta imprudente que podría dejar a Israel diplomáticamente aislado? Con las elecciones en EE. UU. a solo unas semanas, la respuesta podría redefinir el futuro del Medio Oriente. ¿Regresará la elección arriesgada de Netanyahu para atormentarlo? Solo el tiempo lo dirá.