Irán ha impuesto otra pena de prisión a la laureada del Premio Nobel de la Paz Narges Mohammadi, la reconocida activista que ha sido durante mucho tiempo una espina en el costado del duro establecimiento de Teherán. Ya confinada en una prisión iraní por cargos anteriores, Mohammadi ahora enfrenta seis meses adicionales tras las rejas. Esta decisión se produce incluso cuando organizaciones internacionales de derechos humanos y diplomáticos exigen su liberación inmediata.
Narges Mohammadi, una feroz defensora de los derechos de las mujeres y las libertades civiles, ganó atención y reconocimiento global por su inquebrantable valentía frente a la adversidad. Galardonada con el Premio Nobel de la Paz por su “lucha contra la opresión de las mujeres” y su apoyo vocal a los activistas de derechos en Irán, Mohammadi ha enfrentado repetidas persecuciones a manos de las autoridades iraníes, que ven su defensa como una amenaza al control del estado sobre el poder. Con esta nueva sentencia, las autoridades están reafirmando su compromiso de silenciar su voz, provocando la indignación global por lo que muchos consideran un asalto a las libertades humanas básicas.
Amnistía Internacional condenó rápidamente la extensión de la sentencia, calificándola de “injusticia flagrante” y un movimiento descarado para intimidar a otros activistas y mantener el silencio. “El mundo no debe cerrar los ojos ante lo que está sucediendo aquí”, dijo un portavoz. “La continua represión de la disidencia pacífica en Irán es una grave violación de los estándares internacionales de derechos humanos.”
El caso de Mohammadi arroja luz sobre la difícil situación de los activistas en Irán que enfrentan encarcelamiento, acoso y penas severas por desafiar las políticas del país. Su oposición vocal a prácticas como las leyes del hijab obligatorio y otras restricciones basadas en el género la han convertido en una figura central en el movimiento por los derechos de las mujeres en Irán. Sus escritos, sacados de contrabando de la prisión, sirven como un faro de resistencia, detallando el abuso que ella y otras prisioneras sufren.
A medida que su caso se intensifica, líderes internacionales y laureados con el Premio Nobel se están uniendo para pedir su liberación. “Cada nueva condena en su contra es una mancha en el historial de Irán”, dijo un diplomático europeo. “Demuestra cuán temerosos están de la voz de una mujer.”
La pregunta ahora es: ¿cuánto tiempo más ignorará Irán la presión global para liberar a una de sus ciudadanas más vocales? Con Mohammadi de vuelta en los titulares, sus partidarios esperan que la atención global finalmente rompa las cadenas que la mantienen tras las rejas—cadenas que muchos ven como una injusticia no solo para ella, sino para todos los que creen en la libertad y la igualdad.