Irán está luchando por recuperarse después de una ola estratégica de ataques aéreos israelíes, lanzados en represalia por recientes ataques contra Israel, que interrumpieron sitios militares críticos iraníes y redes de suministro que apoyan a Hezbollah y Hamas. Coordinados por el Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu desde un centro de comando seguro en Tel Aviv, estos ataques son parte de lo que los líderes de defensa israelíes están llamando una “misión de venganza calculada”.
Las fuerzas israelíes atacaron varios activos iraníes, apuntando supuestamente a depósitos de armas e infraestructura crítica para las operaciones regionales de Irán. A pesar de minimizar los ataques, la respuesta de Teherán se ha visto obstaculizada por defensas aéreas obsoletas, una brecha que deja al país cada vez más vulnerable. Los medios estatales iraníes intentaron minimizar el daño, pero la inteligencia de EE. UU. e Israel evalúa los ataques como un golpe significativo a la postura militar de Irán.
Ante la creciente tensión, Estados Unidos ha emitido advertencias cautelosas a ambas partes, alentando la moderación para evitar la desestabilización regional. Washington ha reafirmado el derecho de Israel a la autodefensa, al mismo tiempo que enfatiza la necesidad de contener la violencia. Esta cautela se ve respaldada por el despliegue de sistemas de defensa antimisiles y apoyo naval de EE. UU., listos para proteger los activos y el personal estadounidenses en caso de escalada.
Mientras el gobierno iraní ha prometido retaliar si Israel continúa sus ataques, los funcionarios militares de Teherán enfrentan obstáculos logísticos que impiden una respuesta inmediata y robusta. La envejecida infraestructura de defensa aérea de Irán y las limitadas opciones de represalia contrastan marcadamente con las avanzadas capacidades militares de Israel, lo que aumenta la presión sobre el liderazgo iraní. Los funcionarios iraníes, a su vez, están luchando por gestionar las expectativas públicas y políticas en medio de informes de daños y bajas.
Esta última escalada sigue a una serie de enfrentamientos intensificados desde octubre, ya que Israel ha atacado activamente a grupos vinculados al apoyo iraní en Gaza y el sur del Líbano. Tanto Netanyahu como las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han señalado su intención de continuar los ataques si es necesario, prometiendo una postura firme sobre lo que consideran la “influencia maligna” de Irán en la región.
Con la seguridad regional pendiendo de un hilo, las acciones militares de Netanyahu envían una advertencia de que Israel no tolerará la agresión de los proxies de Teherán. Por ahora, los ataques han dejado a Irán visiblemente debilitado, llevando sus defensas al límite y subrayando el compromiso de Israel de contrarrestar la influencia de Irán, incluso a riesgo de una confrontación más amplia.