El presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, emitió una poderosa advertencia a Israel, prometiendo una “respuesta apropiada” al último ataque aéreo israelí contra objetivos iraníes. En una declaración transmitida por los medios estatales iraníes, Pezeshkian enfatizó que, aunque Teherán no busca una guerra total, no dudará en retaliar contra lo que él llamó “actos provocativos” de Israel. “No estamos buscando la guerra, pero responderemos de manera decisiva”, declaró Pezeshkian, preparando el escenario para una nueva ronda de confrontaciones en una región ya volátil.
El reciente ataque marca otro capítulo en el creciente conflicto de represalias que ha visto a Israel e Irán lanzando ataques recíprocos durante meses. El asalto del sábado siguió a un importante bombardeo de misiles desde Irán el 1 de octubre, un ataque significativo que Israel afirmó fue en gran medida frustrado por sus avanzados sistemas de defensa aérea. A pesar del éxito de la intercepción de Israel, el ataque desde Teherán fue visto como una demostración de fuerza, enviando un mensaje de que Irán está preparado para escalar si percibe que su soberanía está bajo amenaza.
Los expertos advierten que los dos archienemigos, armados hasta los dientes y atrapados en una rivalidad de décadas, se están acercando peligrosamente a una confrontación militar a gran escala. Ninguna de las partes está dispuesta a retroceder, y los repetidos ataques están comenzando a desestabilizar el Medio Oriente en general. Israel, por su parte, afirma que estos ataques son necesarios para evitar que Irán se afiance militarmente en Siria y otras regiones cercanas a las fronteras israelíes. Mientras tanto, Irán argumenta que simplemente se está defendiendo contra la agresión de Israel, al que acusa de violar normas internacionales con sus ataques preventivos.
Con Irán prometiendo una “respuesta apropiada”, los analistas militares se están preparando para lo que podría ser una represalia sustancial, que podría incluir el ataque a posiciones israelíes en la región o ciberataques. Los expertos regionales han advertido que, sin intervención diplomática, este ciclo de represalias podría convertirse en una guerra abierta.
Las firmes palabras de Pezeshkian llegan en un momento de creciente presión en ambos lados, con cada ataque acercando más a la región al borde. Mientras la comunidad internacional observa con ansiedad, Teherán y Tel Aviv parecen reacios a bajar las apuestas, dejando al Medio Oriente en alta alerta y al mundo cuestionándose cuán cerca están estos enemigos históricos de un punto de quiebre que podría encender un conflicto más grande y devastador.