El senador J.D. Vance provocó un acalorado debate en un reciente podcast de New York Times, desafiando la opinión predominante de que los inmigrantes indocumentados son esenciales para la economía de EE. UU., especialmente en la industria de la construcción. Vance presentó una solución provocativa a la crisis migratoria: emplear a los millones de hombres estadounidenses que han abandonado la fuerza laboral en lugar de depender de trabajadores indocumentados, argumentando que los bajos salarios —no la falta de trabajadores estadounidenses dispuestos— son los que impulsan la demanda de mano de obra inmigrante.
La posición de Vance, expresada con sarcasmo mordaz y una fuerte crítica a la política migratoria actual, dejó atónita a la presentadora del podcast, Lulu Garcia-Navarro, mientras cuestionaba las implicaciones de su plan para deportar a millones de trabajadores indocumentados. «No podemos tener a toda una comunidad empresarial estadounidense renunciando a los trabajadores estadounidenses e importando millones de trabajadores ilegales,» argumentó Vance, añadiendo que los 25 millones de inmigrantes indocumentados son un factor importante en la crisis de vivienda, ya que ocupan trabajos y hogares que, según él, podrían estar disponibles para los estadounidenses.
Garcia-Navarro replicó, advirtiendo que las deportaciones masivas podrían paralizar la industria de la construcción y agravar la escasez de vivienda. Vance contraatacó, afirmando que una fuerza laboral compuesta por 7 millones de hombres estadounidenses en edad de trabajar podría satisfacer la demanda si se les pagaran salarios justos, desafiando la noción de que solo la mano de obra indocumentada y de bajo costo puede mantener a flote el mercado de la vivienda.
Con los usuarios de redes sociales divididos, muchos elogiaron la audaz postura de Vance, mientras que otros cuestionaron la viabilidad de su propuesta. Los comentarios de Vance lo han colocado en el centro de atención como un posible candidato a la vicepresidencia para una administración de Trump, con un compromiso de cambiar la política de EE. UU. para priorizar el trabajo estadounidense sobre los trabajadores extranjeros. Las declaraciones del senador subrayan una profunda división en la conversación nacional sobre el trabajo, la inmigración y el futuro de la fuerza laboral estadounidense.