El gobierno del Reino Unido enfrenta una intensa presión para cortar los lazos financieros con DP World, el propietario de P&O Ferries con sede en Dubái, debido a los significativos negocios de la empresa en Rusia. DP World, que recientemente anunció una expansión de £1 mil millones en London Gateway, ha sido objeto de escrutinio por su participación en la Ruta Marítima del Norte de Rusia, un proyecto comercial de alto perfil vinculado al presidente Vladimir Putin. Los críticos argumentan que continuar el comercio del Reino Unido con DP World socava las sanciones occidentales dirigidas a Rusia y proyecta una postura inconsistente sobre la seguridad nacional.
Las demandas surgen a medida que las prácticas de P&O Ferries ya han sido objeto de críticas, con el secretario de transporte del Reino Unido etiquetando a la empresa como un «operador rebelde» tras una decisión controvertida de despedir a cientos de miembros de la tripulación británica el año pasado. Los legisladores, grupos ambientales y defensores de la ética ahora sostienen que las empresas rusas de DP World indican un desprecio por las sanciones occidentales y representan un riesgo para los objetivos de política exterior del Reino Unido. Argumentan que la relación económica del Reino Unido con DP World contrasta marcadamente con su compromiso de aislar a Rusia económicamente, especialmente mientras continúa el conflicto en Ucrania.
Se insta a los ministros a investigar a fondo los intereses comerciales rusos de DP World y a determinar si sus inversiones estratégicas en el Reino Unido se alinean con las obligaciones de seguridad y éticas de Gran Bretaña. Los ambientalistas también expresan su preocupación de que la Ruta Marítima del Norte, promovida por Rusia como un futuro corredor de envío global, podría traer impactos ambientales dañinos a los frágiles ecosistemas árticos. Argumentan que el Reino Unido debería distanciarse de proyectos que puedan acelerar el deshielo ártico y socavar los objetivos climáticos.
A medida que aumenta la presión, la respuesta del gobierno podría señalar cuán comprometido está el Reino Unido en mantener su postura firme sobre los intereses comerciales vinculados a Rusia. Las repercusiones podrían afectar no solo la expansión de DP World en el Reino Unido, sino también cuestiones más amplias sobre la responsabilidad corporativa y la postura del gobierno respecto a las asociaciones internacionales de Rusia. Por ahora, la pregunta persiste: ¿Romperá el Reino Unido lazos con un importante inversor extranjero para mantener sus principios contra Rusia?