En un movimiento audaz para proteger la seguridad nacional, el Departamento de Justicia de EE. UU. anunció nuevas reglas amplias el 21 de octubre diseñadas para bloquear a adversarios extranjeros como China, Rusia e Irán de acceder a vastos volúmenes de datos personales y gubernamentales estadounidenses. Las regulaciones, que siguen a una orden ejecutiva del presidente Joe Biden a principios de este año, apuntan a los corredores de datos y a las empresas que podrían canalizar información sensible a naciones hostiles.
Estas nuevas reglas son una respuesta directa a las crecientes preocupaciones sobre ataques cibernéticos extranjeros, espionaje y el uso de datos de salud y financieros para extorsión. Las reglas delinean específicamente protecciones para conjuntos de datos que incluyen información genómica humana sobre más de 100 estadounidenses o datos personales de salud y financieros de más de 10,000 individuos.
Las restricciones no se detienen en China, Rusia e Irán; la política también se aplica a Venezuela, Cuba y Corea del Norte. EE. UU. está ahora avanzando agresivamente para evitar que estas naciones exploten los datos estadounidenses accesibles en cualquier forma, particularmente información sobre empleados federales o datos que podrían ser utilizados como armas en ataques cibernéticos. Las transacciones que involucren datos de EE. UU. estarán prohibidas si las empresas saben que la información podría ser transferida a estos «países de preocupación».
Este movimiento marca una escalada significativa en la larga batalla de EE. UU. sobre comercio, tecnología y seguridad de datos. En 2018, EE. UU. bloqueó a Ant Financial de China de adquirir MoneyGram debido a temores sobre la seguridad de los datos, y estas nuevas reglas amplían ese enfoque vigilante a un rango más amplio de información sensible. Al restringir el control sobre los flujos de datos, EE. UU. espera limitar la capacidad de naciones hostiles para comprometer la privacidad y seguridad estadounidenses, solidificando su postura en la creciente lucha global por la dominancia cibernética.