Una desertora norcoreana ha revelado los horrores dentro de las brutales celdas de tortura de Kim Jong-Un, donde los civiles, incluidos bebés y ancianos, enfrentan atrocidades inimaginables. La Sra. X, una desertora que huyó del régimen tras seis intentos fallidos, relata una pesadilla donde la violación, el asesinato y la crueldad insoportable son ocurrencias diarias.
En estos centros de detención, las mujeres son sometidas a violencia sexual, con una sobreviviente que soportó quemaduras de cigarrillos y marcas de mordidas de un oficial militar sádico. Las detenidas embarazadas sufren abortos espontáneos mientras los guardias las obligan a realizar trabajos agotadores. “Lo peor fue cuando los agentes de seguridad norcoreanos mataron a un bebé recién nacido. Era un infierno viviente”, reveló la Sra. X.
Los prisioneros ancianos también son blanco de ataques. Una mujer surcoreana, que buscaba a su esposo de la Guerra de Corea, fue brutalmente golpeada hasta la muerte por deslizarse en su dialecto del sur, un crimen que enfureció a los guardias. Los detalles inquietantes de su muerte aún atormentan a la Sra. X, quien prometió informar a la hija de la mujer, pero nunca ha podido cumplir ese deseo.
Los prisioneros en estas instalaciones soportan hambre y enfermedades, con 130 detenidos que mueren en seis meses a causa de enfermedades abdominales. Las condiciones son más que sombrías: celdas abarrotadas con 20 personas, infestaciones de piojos y raciones escasas de maíz mohoso. En palabras de la Sra. X, “Nos trataron como menos que las piedras en el suelo.”
Este escalofriante testimonio revela el verdadero horror de la vida bajo Kim Jong-Un, donde la vida humana es tratada con desprecio absoluto, y la supervivencia es nada menos que un milagro.