Cuba fue sumida en un apagón masivo el viernes, dejando a toda la isla de 10 millones de personas sin electricidad después de que fallara su principal planta de energía. La planta de energía termonuclear Antonio Guiteras cerca de La Habana se detuvo, empeorando una crisis energética ya grave. Antes del colapso, el gobierno cubano había estado limitando el uso de electricidad, enviando a los trabajadores a casa y cerrando escuelas e industrias para prevenir este escenario exacto.
Los líderes cubanos fueron rápidos en culpar a Estados Unidos, con el presidente Miguel Díaz-Canel acusando a los embargos de EE. UU. de obstaculizar su capacidad para mantener la infraestructura y obtener combustible. El primer ministro Manuel Marrero expresó este sentimiento, citando la «guerra económica» de EE. UU. como la causa raíz de la crisis. Sin embargo, un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca negó cualquier responsabilidad, desestimando las afirmaciones.
El apagón ha paralizado el turismo, con restaurantes y tiendas cerrando e incluso el acceso a internet interrumpido. Turistas como Carlos Roberto Julio de Brasil expresaron su frustración, diciendo: “Fuimos a un restaurante y no tenían comida porque no había electricidad, ahora también estamos sin internet.»
A medida que Cuba lucha por recuperarse, esta última crisis subraya las luchas continuas de la isla con su infraestructura obsoleta y las tensas relaciones con EE. UU., dejando a millones lidiar con las duras realidades del apagón.