Sainz puede querer señalar con el dedo a su jefe Fred Vasseur por perderse la segunda victoria de esta temporada. El francés admitió en broma después de la carrera que no tenía una bola de cristal para predecir cuándo entraría el Safety Car.
Cuando se le preguntó sobre la primera victoria de su ex compañero de equipo en McLaren, Sainz expresó su creencia de que Lando merecía una victoria desde hace tiempo. Reconoció las excelentes habilidades de conducción de Lando y expresó su felicidad por él.
Sin embargo, Sainz no pudo evitar sentirse frustrado porque estaban por delante de Lando antes de la parada en boxes y el safety car. Creía que si hubieran dado una vuelta más, habrían alcanzado al safety car y ganado la carrera. No obstante, Sainz mantuvo una perspectiva filosófica, afirmando que la suerte favorece a quienes la merecen, y Lando era uno de esos pilotos merecedores.
Aunque Norris pudo haberse beneficiado del momento del Safety Car, demostró habilidades de conducción impecables y se alejó de Max Verstappen después de que se reinició la carrera. Verstappen, por otro lado, luchó con su RB20 durante todo el fin de semana en Miami.
Cuando se le preguntó sobre la cantidad de esfuerzo que un piloto necesita poner para ganar, incluso con la suerte de su lado, Sainz explicó la complejidad de la Fórmula 1. Enfatizó que hay fines de semana en los que un piloto rinde perfectamente y termina en las posiciones superiores, pero no recibe reconocimiento porque no ganó. Por otro lado, hay fines de semana en los que un piloto puede no rendir al máximo, pero aún así logra ganar. Sainz elogió la actuación consistente de Lando y afirmó que merecía la victoria, independientemente de la suerte.
Sainz puede estar lamentando la oportunidad perdida de una victoria en Miami, pero en el automovilismo, «si» y «quizás» no importan. Verstappen lo resumió bien cuando dijo: «Si mi madre tuviera pelotas, sería mi padre.»