Las repercusiones de la reprimenda a Max Verstappen por maldecir en el Gran Premio de Singapur han generado un amplio debate en el paddock de Fórmula 1. El director del equipo McLaren, Andrea Stella, ha intervenido, insistiendo en que los pilotos tienen el deber de mantener la compostura, especialmente al interactuar con los medios.
El comentario cargado de expletivos de Verstappen durante una conferencia de prensa provocó la acción de la FIA, que ordenó al actual Campeón del Mundo completar un trabajo de «interés público» como penalización por su conducta. Este movimiento siguió a la reciente decisión de la FIA de intensificar la lucha contra la mala conducta, particularmente en lo que respecta al uso de lenguaje ofensivo, tal como se detalla en el Código Deportivo de la FIA revisado.
Mientras Verstappen respondió calificando las reglas de «blandas» y «ridículas», e incluso optó por limitar sus palabras en eventos de prensa posteriores, Stella adoptó una postura más medida. Reconoció la presión emocional que enfrentan los pilotos en el calor de la competencia, pero enfatizó la importancia de mantener el profesionalismo en los foros públicos.
“Hay una distinción entre maldecir mientras se conduce y hacerlo fuera del coche,” explicó Stella. “En el calor de la competencia, los pilotos están bajo una presión inmensa, y de vez en cuando puede escaparse una mala palabra. Los pitidos generalmente se encargan de eso en las transmisiones.”
Sin embargo, Stella fue claro sobre el comportamiento de los pilotos fuera del coche: “Al asistir a eventos de medios o interactuar con el público, debemos ser responsables. Como pilotos, son modelos a seguir, y con su fama viene la responsabilidad de dar un buen ejemplo.”
Stella destacó la influencia más amplia de la Fórmula 1, enfatizando la importancia de utilizar la plataforma para mensajes positivos. “La Fórmula 1 tiene el poder de influir en millones de personas. ¿Por qué no usar esa influencia para el bien? Incluso algo tan simple como la forma en que los pilotos hablan puede establecer un ejemplo de respeto y profesionalismo.»
Concluyó apoyando la aplicación de las reglas de lenguaje por parte de la FIA, pero expresó su esperanza de que los pilotos se mantuvieran a un estándar más alto. “Idealmente, los competidores se autocontrolarían en estos estándares, pero si la FIA necesita intervenir, entonces es un movimiento necesario.”
El incidente ha reavivado el debate sobre la conducta de los pilotos y el equilibrio entre la emoción cruda y las responsabilidades que conlleva ser una figura pública. A medida que Verstappen enfrenta su penalización, la conversación sobre el comportamiento y el lenguaje en la Fórmula 1 sigue ganando impulso, con muchos en el deporte pidiendo un enfoque renovado en el profesionalismo.