Max Verstappen, de los Países Bajos, conduciendo para Red Bull Racing, tuvo un tiempo difícil en el Gran Premio de Mónaco en el Campeonato Mundial de Fórmula 1. El equipo enfrentó varios desafíos a lo largo del fin de semana, con Verstappen chocando contra la pared durante Q3 y clasificándose en sexto lugar, mientras que Sergio Pérez fue eliminado en Q1. La carrera de Pérez terminó temprano debido a una colisión con Kevin Magnussen en la primera vuelta, lo que resultó en una bandera roja y permitió a los pilotos cambiar neumáticos y continuar la carrera. A pesar de hacer una parada en boxes e intentar adelantar al Mercedes de George Russell, Verstappen luchó por hacer un progreso significativo en la carrera. El principal problema para Red Bull en Mónaco fue la incapacidad del RB20 para manejar los bordillos, un problema que Verstappen reconoció había estado presente durante toda la temporada. El director del equipo Red Bull, Christian Horner, reconoció que no hay una solución rápida para estos problemas y que requerirá un esfuerzo continuo y comprensión para resolverlos. El equipo se centrará en identificar la causa raíz de los problemas de manejo y por qué el coche está teniendo dificultades con los bordillos. Horner también enfatizó que la retroalimentación directa y honesta de Verstappen no es motivo de preocupación y que el equipo está comprometido a trabajar duro para superar estos desafíos.