La primera sesión de práctica del Gran Premio de Singapur— la 18ª ronda del Campeonato Mundial de Fórmula 1 celebrada en el icónico circuito callejero de Marina Bay— fue dominada por una asombrosa salvada de Fernando Alonso en su Aston Martin.
Con menos de 20 minutos restantes en la sesión, el coche de Alonso perdió repentinamente agarre trasero, enviando al piloto español a un deslizamiento salvaje. Demostrando su increíble habilidad y reflejos rápidos como un rayo, Alonso giró el volante 180 grados en ambas direcciones, logrando dominar el coche y evitar un choque potencialmente mortal contra la pared.
Fue un momento de brillantez del dos veces campeón del mundo, igualado solo por su rápida respuesta a través de la radio del equipo. Su ingeniero, desconcertado por el incidente, preguntó: «Solo para verificar, Fernando, ¿presionaste el botón de la entrada a boxes?» La respuesta de Alonso fue tan aguda como su conducción: «No, para evitar chocar este coche, presioné todos los botones que tengo.»
La atrevida maniobra de Alonso y su descarada conversación por radio sirvieron como un recordatorio de por qué sigue siendo uno de los pilotos más emocionantes en la parrilla, incluso cuando las cosas se complican—literalmente.