Las esperanzas de Carlos Sainz de repetir su fuerte actuación de 2023 en el Gran Premio de Singapur se desvanecieron tras un dramático accidente en Q3, que atribuyó a las desafiantes condiciones de los neumáticos en el Circuito Callejero de Marina Bay. El español perdió el control de su chasis SF-24 al comienzo de la sesión de clasificación final, sufriendo daños importantes y poniendo su fin de semana de carrera en un curso difícil.
El piloto de Ferrari, de 29 años, chocó antes de siquiera comenzar su primera vuelta rápida en Q3, calificando el incidente como «extraño». Sainz explicó que sus neumáticos se habían enfriado tras dejar pasar a varios coches, lo que llevó a temperaturas más bajas en los neumáticos y le hizo subestimar el nivel de agarre en su vuelta de lanzamiento. “Tuve un incidente muy extraño en Q3. Tuve que dejar pasar a algunos coches y tenía neumáticos fríos. Subestimé los neumáticos fríos al lanzar la vuelta. Muestra lo complicado que es con los neumáticos,” admitió Sainz.
Tras el accidente, Sainz sugirió humorísticamente que “magia negra” estaba detrás de su infortunio, destacando la naturaleza impredecible de los neumáticos en el traicionero circuito callejero. “El comportamiento de los neumáticos—no puedo atribuirlo a nada. No lo sé,” comentó entre risas, expresando su incredulidad sobre el incidente.
Ambos pilotos de Ferrari tuvieron dificultades en Q3, sin que Sainz ni su compañero lograran dar una vuelta limpia, lo que les deja comenzar desde P9 y P10 en la parrilla. Enfrentando una batalla difícil, Sainz y su compañero tendrán que luchar arduamente en la carrera de 62 vueltas para escalar posiciones y salvar puntos de lo que ya ha sido un fin de semana desafiante para la Scuderia.
A medida que Ferrari busca recuperarse, el accidente de Sainz sirve como un recordatorio de lo rápido que pueden cambiar las fortunas en las exigentes calles de Singapur, donde la gestión de neumáticos y la adherencia pueden hacer o deshacer una carrera.