Williams F1 está lidiando con una pesadilla de su propia creación, ya que el Ingeniero Jefe Dave Robson revela que el coche sobrepeso del equipo ha llevado a una creciente frustración por los resultados perdidos en 2024. Bajo la dirección del nuevo jefe James Vowles, el equipo realizó cambios drásticos en sus procesos de fabricación durante el invierno, pero la ambiciosa reestructuración ha salido mal de manera espectacular. El exceso de peso del coche no solo ha puesto en peligro su inicio de temporada—con dos coches apenas listos para la primera carrera en Australia—sino que también continúa perjudicando el rendimiento en la pista.
Robson admite que, si bien la visión a largo plazo se mantiene intacta, los contratiempos inmediatos son innegables. «Nos hemos estado lamentando después de cada sesión de clasificación este año,» confesó Robson. «Si tan solo el coche hubiera alcanzado el límite de peso, estaríamos muy por delante en la parrilla.» A pesar de que Vowles insta al equipo a centrarse en el panorama general, la frustración es palpable. La retrospección revela que el enfoque apresurado y complejo hacia el nuevo chasis ha costado caro al equipo, con Robson incluso admitiendo que comenzar el proceso de rediseño antes podría haberles salvado de su situación actual.
El problema, resulta, no es el chasis en sí, sino el caos que surgió de los nuevos métodos de fabricación. «Mordimos más de lo que podíamos masticar,» admitió Robson, revelando que, aunque el chasis era una mejora técnica, el resto del coche sufrió decisiones de diseño apresuradas. ¿El resultado? Un coche que es más pesado de lo anticipado, dejando a Williams lamentarse por lo que podría haber sido.
A medida que el equipo avanza cojeando hacia una importante actualización planificada después del receso de verano, está claro que el peso de sus propios errores está resultando demasiado pesado para soportar.
Foto de Instagram de Williams