Fabio Quartararo, el una vez dominante piloto de Yamaha, enfrentó una dura realidad durante las preclasificaciones de MotoGP en el Gran Premio de Aragón. El ex campeón del mundo se encontró languideciendo en un desolador 20° lugar, su rendimiento obstaculizado por una alarmante falta de agarre en los bordes de los neumáticos de su M1—un contratiempo que ha dejado al mundo de las carreras en estado de shock.
Desde el mismo inicio de las sesiones del viernes, estaba claro que las cosas iban en picada para Quartararo. «La mañana fue terrible para nosotros, y la tarde no fue mejor,» admitió en un sincero resumen posterior a la sesión. El nuevo asfalto, que se esperaba que ofreciera mejores condiciones, resultó ser desastroso para Quartararo y su equipo. «No podemos inclinar correctamente ni montar en el borde del neumático—no tenemos idea de por qué. En comparación con 2022, nos faltan entre 3 y 5 grados de ángulo de inclinación en esta pista. La sensación con la moto es completamente incomprensible. No sé qué esperar de ella: una vuelta no está tan mal, la siguiente es completamente diferente.»
La frustración alcanzó su punto máximo cuando Quartararo declaró: «Nunca he montado en una moto con tan poco agarre.» Sus dificultades se vieron agravadas por una caída en la Curva 6, justo después de la mitad de la sesión, obligándolo a continuar en su moto de respaldo—una con especificaciones diferentes a su máquina principal. «Realmente no queríamos usar esta moto porque tenía especificaciones diferentes. Tuve que adaptarme muy rápido, y la sensación simplemente no fue buena hoy,» explicó.
Con solo unas pocas sesiones restantes antes del día de la carrera, la perspectiva de Quartararo sigue siendo sombría. «Todos quieren más agarre para ser más rápidos. En este momento, no tenemos agarre. La tracción no es terrible, pero realmente estamos luchando con el frenado, especialmente a altas velocidades,» confesó, claramente angustiado por la situación.
Este desastroso día en Aragón ha dejado a Quartararo lidiando con innumerables preguntas sin respuesta y una frustración creciente mientras busca desesperadamente soluciones para recuperar su ventaja competitiva. A medida que el reloj avanza hacia el día de la carrera, la presión está sobre Quartararo para cambiar las cosas antes de que sea demasiado tarde.