Stellantis, el cuarto mayor fabricante de automóviles del mundo, está en picada en Estados Unidos, ya que sus ventas caen un 16% en la primera mitad de 2024. Las marcas americanas de la compañía están sufriendo un gran golpe, con Jeep cayendo un 9%, Ram experimentando una asombrosa caída del 26%, Chrysler disminuyendo un 8% y Dodge bajando un 16%. Las desalentadoras ventas han llevado a un creciente exceso de inventario, obligando a Stellantis a apresurarse para deshacerse de vehículos no vendidos recortando precios y ofreciendo mayores descuentos.
La compañía inicialmente planeaba limitar su inventario en EE. UU. a 330,000 vehículos para principios de 2025, pero ahora, en un acto de desesperación, Stellantis tiene como objetivo alcanzar esa meta a finales de este año. Para empeorar las cosas, planean enviar 200,000 coches menos a los concesionarios estadounidenses en la segunda mitad de 2024 que en el mismo período de 2023, el doble de la reducción que proyectaron inicialmente.
¿Qué hay detrás de la caída? Stellantis culpa a un «deterioro en el contexto global de la industria» y admite que está luchando para hacer frente a la creciente competencia de los fabricantes de automóviles chinos. Sin embargo, el bajo rendimiento de sus principales marcas en EE. UU. plantea preguntas más profundas sobre la estrategia a largo plazo de la compañía.
Los números cuentan una historia sombría. El Giulia de Alfa Romeo tiene la invidiable distinción de ser el automóvil de más lenta venta en EE. UU., languideciendo en los concesionarios durante un promedio de 617 días. El Stelvio y el Fiat 500e no se quedan atrás, atrapados en el inventario durante más de 450 días cada uno. Mientras tanto, modelos descontinuados como el Jeep Renegade y lanzamientos más nuevos como el Dodge Hornet también están acumulando polvo.
Este exceso de automóviles sin vender ha llevado a una drástica disminución en las perspectivas financieras de Stellantis para 2024. La compañía ha recortado su margen proyectado de ingresos operativos de dos dígitos a un magro 5.5% a 7%, siendo América del Norte la más afectada. Lo que antes se anticipaba como un flujo de efectivo positivo se ha convertido en un potencial desastre, con estimaciones que oscilan entre -€5 mil millones y -€10 mil millones.
La crisis ha desencadenado una rebelión abierta entre los concesionarios de Stellantis en EE. UU. El Consejo Nacional de Concesionarios de Stellantis escribió una carta mordaz al CEO Carlos Tavares, acusándolo de dirigir la compañía hacia un «desastre» y echando la culpa de la «rápida degradación» de Jeep, Ram, Dodge y Chrysler directamente sobre sus hombros.
Con el contrato de Tavares programado para expirar en enero de 2026, Stellantis ya está buscando su reemplazo, aunque los funcionarios de la compañía afirman que esto es solo parte de un proceso normal. A pesar del creciente descontento, Tavares podría quedarse más allá de su actual mandato de cinco años. Sin embargo, a medida que la situación se deteriora, tanto los inversores como los empleados se preguntan si Stellantis podrá enderezar el rumbo—o si se dirige hacia un punto de quiebre.
Con los concesionarios ahogados en exceso de inventario y las finanzas de la compañía hundiéndose rápidamente, el futuro de Stellantis se ve incierto. La presión está aumentando sobre Tavares y su equipo para lograr un cambio, pero las probabilidades están en su contra a medida que los competidores se acercan.