Las crecientes tensiones comerciales entre China y la Unión Europea sobre los aranceles de vehículos eléctricos (VE) están preparando el escenario para un conflicto más amplio, pero ninguna de las partes parece ansiosa por escalar. A pesar de las negociaciones estancadas sobre la disputa de VE de alto riesgo, la UE está jugando un juego diplomático a largo plazo, con la esperanza de contener las repercusiones y evitar una costosa guerra comercial.
Mientras que las elecciones en EE. UU. probablemente traerán más restricciones americanas sobre productos chinos, los negociadores europeos están avanzando con más cautela, enfocándose en la diplomacia en lugar de la confrontación inmediata. Su objetivo: construir una relación más estable con Pekín en medio de las crecientes tensiones globales, incluso si no resuelve de inmediato el problema de los aranceles de VE.
Algunas naciones miembros de la UE incluso están aprovechando la disputa a su favor, utilizándola para atraer nuevas inversiones chinas fuera de las negociaciones más amplias de Bruselas con Pekín. Francia, por ejemplo, ha enviado a un ministro de comercio junior a Shanghái esta semana y ostenta el título de «País de Honor» en la exposición anual de importaciones de China, subrayando su interés en fortalecer los lazos comerciales a pesar de los aranceles de represalia de China sobre el brandy francés.
China, por su parte, enfrenta una creciente presión para manejar su relación con la UE con cuidado. Según Bo Zhengyuan, un socio con sede en Shanghái de la consultoría Plenum, “China no quiere que esto dañe significativamente la relación UE-China, especialmente con los posibles cambios en EE. UU. tras sus elecciones.”
La creciente disputa sobre los aranceles de vehículos eléctricos alcanzó su punto máximo la semana pasada cuando la UE implementó aranceles de hasta el 45.3% sobre las importaciones de vehículos eléctricos chinos, una decisión que expuso divisiones dentro del bloque y provocó una rápida represalia por parte de Pekín. La UE argumenta que la industria automotriz subsidiada por el estado chino socava la competencia justa, mientras que China respondió con investigaciones sobre productos europeos de cerdo y lácteos, y aplicó más restricciones a las importaciones de brandy.
Más allá de estas medidas de represalia, hay un proceso de negociación más profundo en desarrollo, ya que Pekín ha acogido recientemente numerosas visitas oficiales de la UE destinadas a fomentar el diálogo y la comprensión mutua. Los observadores ven este movimiento como un intento de mantener la diplomacia y evitar más escaladas de aranceles.
A medida que el entorno comercial global sigue calentándose, la estrategia a largo plazo de la UE con China podría marcar el tono para las futuras dinámicas comerciales.