En un giro sorprendente de los acontecimientos, el Rey Carlos ha emergido triunfante en medio de las burlas que ha enfrentado por sus propuestas para combatir las emisiones. Desde contribuyentes regulares hasta políticos y empresas privadas, todos finalmente han reconocido la urgente necesidad de abordar el cambio climático antes de que sea demasiado tarde.
El recientemente publicado informe del Sovereign Grant arroja luz sobre los esfuerzos del Rey Carlos en este sentido. Este informe tiene como objetivo proporcionar transparencia al detallar los gastos de la monarquía, que es financiada por el pueblo a través del Sovereign Grant. A cambio, el Rey cede los ingresos del Crown Estate.
Según el informe, el Crown Estate ha experimentado un aumento significativo en los ingresos, que ascienden a £658 millones ($847.8 millones). Este flujo de efectivo ha proporcionado al Rey Carlos los medios para cumplir su plan de larga data de convertir las limusinas estatales Bentley para que funcionen con biocombustible. Aunque la conversión fue anunciada oficialmente en 2009, hasta ahora no se han revelado planes concretos.
El Rey posee actualmente dos limusinas estatales Bentley, cada una valorada en £10 millones ($12.8 millones), que utiliza en ocasiones formales, ya sea solo o acompañado por miembros de la familia. Estos vehículos, basados en el Bentley Arnage, son más grandes, pesados, altos y potentes. Además, están blindados y equipados para resistir posibles ataques.
Los informes sobre los planes de conversión surgieron inicialmente en 2009, con el Príncipe Carlos liderando la iniciativa. Dada su dedicación a operar toda una flota de vehículos con biocombustible, no es de extrañar que buscara extender esta práctica a los enormes y sedientos de gasolina Bentleys.
El informe aclara que la conversión a biocombustible se considera una «medida provisional» mientras la Casa Real explora la posibilidad de electrificar completamente la flota real. Además, están contemplando colaborar con otros fabricantes de automóviles, además de sus socios tradicionales, Bentley, Jaguar Land Rover y Rolls-Royce.
Junto con la noticia de la conversión del Bentley, se ha confirmado que el Rey Carlos está liderando otros cambios. Los actuales Sikorsky S-76 de 15 años serán reemplazados el próximo año por un par de AgustaWestland AW139. Estos reemplazos están siendo considerados debido a su capacidad para operar con combustible de aviación sostenible (SAF). Los planes ya han recibido la aprobación del Tesoro, y se espera que las nuevas aeronaves lleguen entre 2024 y 2025.
En un movimiento sorprendente, los miembros de la Familia Real están respondiendo a las críticas sobre su uso frecuente de helicópteros, incluso para distancias cortas que podrían cubrirse fácilmente en coche o tren. A pesar de las preocupaciones sobre la sostenibilidad, un funcionario del Palacio ha defendido la práctica, afirmando que los helicópteros son un recurso vital de transporte para los Royals. El funcionario enfatizó además su intención de maximizar el uso de estos activos, destacando que ya son de su propiedad y están operativos.
En medio de la controversia, el Rey Carlos ha tomado medidas para demostrar su compromiso personal con un estilo de vida más sostenible. Ha supervisado personalmente la instalación de paneles solares en el histórico Castillo de Windsor. Esta iniciativa muestra la dedicación del Rey a reducir la dependencia de fuentes de energía tradicionales y adoptar alternativas respetuosas con el medio ambiente.
Los críticos argumentan que el extenso uso de helicópteros por parte de la Familia Real contradice sus declaraciones públicas sobre sostenibilidad. Sin embargo, los funcionarios del Palacio se mantienen firmes en su defensa, destacando la importancia de los helicópteros como una herramienta necesaria para las necesidades de viaje de los Royals. Mientras el debate continúa, está claro que el Rey Carlos está liderando con el ejemplo, tomando medidas tangibles hacia un futuro más verde.