En un giro significativo en la guerra en curso, Ucrania y Rusia están supuestamente en discusiones para suspender sus devastadores ataques a la infraestructura energética del otro, una decisión que podría proporcionar un alivio muy necesario a millones que enfrentan la perspectiva de un invierno duro. Según el Financial Times, ambas naciones están considerando una pausa en los asaltos mutuos que han devastado las instalaciones eléctricas y amenazado el bienestar civil en ambos países.
Las negociaciones, que se cree están mediadas por Qatar, siguen a conversaciones anteriores que casi concluyeron con un acuerdo el pasado agosto. Sin embargo, la incursión de Kyiv en la región de Kursk de Rusia detuvo esos esfuerzos, según lo citado por un funcionario ucraniano anónimo en el informe.
Durante el último año, Ucrania ha enfrentado apagones y escasez de energía debido a continuos ataques con drones y misiles rusos que apuntan a sus instalaciones energéticas. Estos ataques devastaron la mitad de la capacidad de generación de energía de Ucrania solo durante el verano, según el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, como lo cita el Kyiv Independent. Afirmó que para agosto, casi todas las plantas térmicas e hidroeléctricas de Ucrania habían sido incapacitadas por los ataques rusos.
Mientras tanto, Kyiv ha contraatacado apuntando a las instalaciones de procesamiento de petróleo de Rusia, a menudo causando daños sustanciales sin reclamar directamente la responsabilidad. Estos ataques no solo han obstaculizado la producción de energía de Rusia, sino que también han impactado sus capacidades militares, creando nuevos puntos de presión para Moscú.
«El invierno será el más difícil de los tres años anteriores», advirtió Oleksiy Brekht, jefe interino del operador de la red eléctrica estatal de Ucrania, Ukrenergo, en una entrevista con Suspilne el martes. Brekht destacó que si Rusia persiste en sus ataques, los ciudadanos ucranianos podrían soportar cortes de energía de hasta ocho horas diarias durante los meses fríos que se avecinan. Serhiy Kovalenko, CEO del proveedor de energía Yasno, hizo eco de estas preocupaciones en junio, proyectando que los ucranianos podrían tener tan solo seis horas de electricidad al día durante el invierno, dependiendo de la magnitud de las reparaciones en la red.
En los últimos meses, ambas naciones han reducido supuestamente la frecuencia de estos ataques, posiblemente tras un entendimiento clandestino entre las agencias de inteligencia de cada lado. Pero aunque hay un optimismo cauteloso, la perspectiva de un acuerdo formal sigue siendo frágil. Un exfuncionario del Kremlin insinuó que el presidente Vladimir Putin podría resistirse a un acuerdo hasta que las fuerzas ucranianas se retiren de la región de Kursk. Por el contrario, una fuente ucraniana sugirió que Kyiv se mantiene firme en su estrategia de seguir atacando las refinerías de petróleo y los sitios energéticos rusos como palanca para las negociaciones de paz.
Si se logra, una tregua energética representaría un cambio notable en la dinámica de la guerra, potencialmente preparando el terreno para negociaciones de paz más amplias. El presidente ucraniano Zelensky ha declarado anteriormente que un acuerdo para proteger las instalaciones energéticas podría allanar el camino para conversaciones más completas.
Este no es el primer intento de un acuerdo así. El otoño pasado, ambas naciones elaboraron un acuerdo con un objetivo similar, pero se colapsó en medio de reanudados ataques con drones de Ucrania a activos petroleros rusos a principios de 2024. Los desarrollos diplomáticos actuales traen renovada esperanza, aunque la complejidad del control regional y la estrategia militar aún podrían presentar obstáculos para una paz duradera.
Con millones de personas en tensión a medida que se acerca el invierno, ¿podría un alto el fuego en los ataques energéticos ofrecer un rayo de alivio, o se desmoronará este intento como los anteriores?
Las fuentes de este artículo incluyen el Financial Times, Kyiv Independent y Suspilne.