En su búsqueda de un realineamiento electoral, el presidente electo Donald Trump logró avances significativos entre los votantes latinos y hombres negros. Sin embargo, sus selecciones para su gabinete cuentan una historia diferente. A pesar de las promesas de diversidad, el gabinete de Trump una vez más carece de representación de personas de color.
Después de una serie de selecciones la semana pasada, es evidente que solo tres personas de color ocuparán roles de secretario en el segundo mandato de Trump, reflejando la composición de su primer gabinete. Esta falta de diversidad es particularmente notable en la selección del exlegislador estatal de Texas Scott Turner, quien es negro, para Vivienda y Desarrollo Urbano, y la representante Lori Chavez-DeRemer (R-Ore.), quien es hispana, para Trabajo. Estas elecciones se alinean con los nombramientos iniciales de Trump durante su primer mandato.
La ausencia de personas de color en estos puestos clave plantea dudas sobre el compromiso de la administración con la inclusión. Alberto Gonzales, ex fiscal general bajo George W. Bush, señaló que históricamente estas agencias han sido vistas como lugares para colocar a minorías. El hecho de que continúen siendo ocupadas por individuos que no representan a la diversa población a la que sirven es preocupante.
Sin embargo, hay un destello de progreso con la selección de Trump del senador de Florida Marco Rubio como secretario de Estado. Si es confirmado, Rubio se convertiría en el primer secretario de Estado hispano en la historia de EE. UU. Este nombramiento podría potencialmente señalar un paso hacia una mayor diversidad dentro de los puestos de mayor rango.
Alberto Gonzales expresó su satisfacción al ver a más hispanos nombrados para roles influyentes como el de Secretario de Estado, pero enfatizó la importancia de encontrar individuos de diversos orígenes que puedan ayudar a alcanzar los objetivos del presidente electo.
Mientras Trump ha hecho algunos esfuerzos por diversificar su gabinete al nombrar a más mujeres que antes, incluso estas elecciones vienen con sus propias complejidades e inconsistencias. Por ejemplo, Pam Bondi fue considerada inicialmente para fiscal general, pero se convirtió en la elección de Trump para Justicia después de que Matt Gaetz se retirara de la consideración. Linda McMahon fue nominada inicialmente para Comercio, pero terminó con el trabajo de Educación, que tenía a una mujer en la administración anterior. Kristi Noem, la elección de Trump para liderar el Departamento de Seguridad Nacional, supervisaría las políticas de aplicación de inmigración que se cree ampliamente que están controladas por los cercanos aliados de Trump, Stephen Miller y Tom Homan.
El presidente saliente Joe Biden priorizó la diversidad en su gabinete, con personas de color que constituyen más de la mitad de sus nombramientos. Sin embargo, esta representación diversa no se tradujo en victoria electoral para los demócratas, ya que muchos votantes de color se inclinaron hacia ideologías conservadoras.
El énfasis en encontrar individuos que puedan ayudar a implementar la visión de Trump en lugar de priorizar la diversidad es un tema recurrente dentro de su administración. La selección de Susie Wiles como jefa de personal, la primera mujer en ocupar este puesto, y Scott Bessent como jefe del Tesoro—un nombramiento histórico como el funcionario de gabinete abiertamente gay de más alto rango—refleja este enfoque.
Trump también ha incluido a personas de color en roles significativos dentro de su administración, como Tulsi Gabbard, la excongresista convertida en estrella de MAGA, quien fue nombrada Directora de Inteligencia Nacional. Además, Alex Wong, un asiáticoamericano, fue nombrado asesor adjunto de seguridad nacional.
Los críticos han acusado a Trump de descuidar la diversidad en sus nombramientos. El activista de derechos civiles Al Sharpton expresó su preocupación por los nominados de Trump y sugirió que ha perdido interés en las comunidades de color a pesar de proclamarse como el «mejor presidente para los afroamericanos desde Abraham Lincoln.»
Algunos cercanos al presidente electo argumentan que los candidatos de color podrían ser considerados para posiciones de subsecretarios en su lugar. Creen que estos roles juegan un papel más integral en la ejecución de la agenda del presidente que los jefes de gabinete.
Sin embargo, un obstáculo persiste: reclutar republicanos negros. Se percibe una falta de candidatos calificados dentro de este grupo. Deanna Bass Williams, una estratega republicana de larga data que trabajó con Ben Carson en HUD durante el primer mandato de Trump, insta a los demócratas a superar su fijación en la diversidad racial y, en cambio, centrarse en la dedicación de los miembros del gabinete elegidos por Trump a su misión.
Además de la falta de diversidad, los republicanos destacan la salida de Trump de figuras tradicionales del establishment y expertos en la materia que históricamente han ocupado los puestos más altos en las administraciones presidenciales. Este cambio hacia la diversidad ideológica se ve como una oportunidad para que exdemócratas como Tulsi Gabbard y Robert F. Kennedy Jr. demuestren una ruptura con el partido y se alineen con la agenda de Trump.
A medida que Trump continúa dando forma a su gabinete para el segundo mandato, persisten las preocupaciones sobre la representación y la inclusividad. La falta de diversidad entre los tomadores de decisiones clave plantea preguntas sobre si la administración abordará adecuadamente las necesidades y perspectivas de todos los estadounidenses. Solo el tiempo dirá si la visión de Trump para una administración diversa, pero ideológicamente alineada, se hará realidad.