En un sorprendente giro legal, un juez federal en Washington, D.C., ha aprobado una moción para desestimar los cargos criminales contra el presidente electo Donald Trump, marcando una gran victoria para el líder republicano en apuros. La decisión llega después de que el Fiscal Especial Jack Smith recomendara abandonar los casos relacionados con la interferencia electoral y el motín del Capitolio del 6 de enero, citando políticas de larga data del Departamento de Justicia.
Una decisión sin precedentes sigue la tradición del DOJ
La jueza federal Tanya Chutkan validó la recomendación de Smith para suspender los procedimientos legales, alineándose con una política del Departamento de Justicia de 50 años que evita procesar a presidentes en funciones. Llamando a la situación “sin precedentes”, Chutkan confirmó en documentos judiciales que el equipo de defensa de Trump no se opuso a la moción para desestimar.
Smith, quien había liderado las investigaciones federales sobre los supuestos intentos de Trump de anular las elecciones de 2020 e instigar el ataque al Capitolio, declaró que su decisión fue tomada en consulta con la Oficina de Asesoría Legal del DOJ. “El caso debe ser desestimado antes de que el presidente electo Trump asuma el cargo el 20 de enero”, explicó Smith, poniendo efectivamente fin a uno de los juicios más mediáticos en la historia de EE. UU.
Una batalla legal que cautivó a la nación
Los problemas legales de Trump se derivan de las acusaciones de intentar subvertir los resultados de las elecciones de 2020 e incitar la insurrección del 6 de enero de 2021, cuando una multitud de sus seguidores asaltó el Capitolio en un esfuerzo por bloquear la certificación de la victoria de Joe Biden.
Por separado, Trump también enfrentó cargos en Florida por supuestamente tomar y retener documentos clasificados en su finca Mar-a-Lago. Sin embargo, ambos casos encontraron importantes obstáculos legales, incluyendo una decisión de la Corte Suprema en julio que otorgó una amplia inmunidad a los expresidentes.
Este último desarrollo representa un gran revés para los fiscales federales y un triunfo legal significativo para Trump, quien ha denunciado repetidamente los casos como motivados políticamente.
Las promesas de campaña de Trump toman forma
Durante su campaña, Trump prometió que, si era elegido, despediría de inmediato a Jack Smith e instruiría a los fiscales federales para que pusieran fin a lo que describió como casos impulsados políticamente en su contra. La desestimación del lunes parece anticipar esas acciones, despejando efectivamente a Trump de cargos federales antes de que asuma el cargo.
La decisión se suma a las crecientes victorias legales de Trump. A pesar de enfrentar cuatro acusaciones criminales separadas en los últimos años, ha utilizado consistentemente los casos para galvanizar su base y presentarse como una víctima de persecución política.
La sombra del 6 de enero se cierne sobre él
Los cargos relacionados con el 6 de enero fueron algunos de los más controvertidos de los desafíos legales de Trump. La violenta insurrección, que vio a los partidarios de Trump asaltar el Capitolio para detener la certificación de Biden, sigue siendo un capítulo oscuro en la historia de EE. UU. Mientras Trump ha negado consistentemente haber incitado el motín, los fiscales argumentaron que su retórica y acciones alimentaron directamente el descontento.
Con el caso federal ahora cerrado, la atención se desplaza a los procedimientos en curso a nivel estatal, incluida la condena de Trump en Nueva York por falsificar registros comerciales para silenciar a la estrella de cine para adultos Stormy Daniels durante la campaña de 2016. La sentencia en ese caso, inicialmente programada para noviembre, ha sido retrasada sin una nueva fecha.
Una figura polarizadora, una nación dividida
La saga legal de Trump refleja un paisaje político profundamente polarizado. Mientras sus seguidores celebran las desestimaciones como una vindicación, los críticos las ven como evidencia de fallas sistémicas en la rendición de cuentas de figuras poderosas.
A medida que Trump se prepara para retomar la presidencia, la decisión de detener las persecuciones plantea preguntas urgentes sobre la intersección de la política, la justicia y el poder presidencial. Por ahora, el expresidente continúa desafiando las probabilidades, consolidando su estatus como una de las figuras más controvertidas en la historia moderna de Estados Unidos.