La economía de China está al borde del colapso, y el presidente Xi Jinping parece no tener una estrategia clara de salida para evitar el desastre. Mientras Donald Trump se prepara para su regreso a la Casa Blanca, Pekín se prepara para una renovada guerra arancelaria y una mayor presión de una administración estadounidense reenergizada.
Guerra Arancelaria 2.0 de Trump
Trump, quien lanzó una feroz guerra comercial durante su primer mandato, está señalando un enfoque aún más duro esta vez. Sus nombramientos esperados de halcones de China como Marco Rubio y Mike Waltz para posiciones clave subrayan su compromiso de desafiar a Pekín en temas comerciales y de derechos humanos.
La guerra comercial, iniciada en 2018, vio la imposición de aranceles sobre cientos de miles de millones de dólares en bienes, sacudiendo la economía impulsada por las exportaciones de China. El regreso de Trump podría traer nuevos aranceles, restricciones ampliadas sobre la tecnología china y un mayor apoyo a Taiwán, aislando aún más a Pekín en el escenario global.
Desafíos de Xi Jinping
La desaceleración económica de China se ha visto exacerbada por el declive demográfico, una crisis inmobiliaria y la disminución de la inversión extranjera. A pesar de años de rápido crecimiento, estos problemas sistémicos han dejado a Pekín vulnerable. La centralización del poder por parte de Xi Jinping también ha limitado la flexibilidad de las respuestas políticas de China, dejando pocas opciones para contrarrestar las presiones externas.
El economista y experto en China Gordon Chang ha descrito el liderazgo de Xi como un “callejón sin salida”, advirtiendo que la incapacidad de Pekín para adaptarse podría llevar a la inestabilidad económica y política. “China se dirige hacia el colapso, y Xi no tiene una estrategia de salida”, afirmó Chang.
Alianzas Globales en Cambio
La dura postura de Trump hacia China resuena con los aliados de EE. UU., muchos de los cuales se han vuelto cautelosos ante la asertividad de Pekín en el Mar de China Meridional, su Iniciativa de la Franja y la Ruta, y su historial en derechos humanos. Un frente unido entre EE. UU., Europa y potencias regionales como Japón y la India podría apretar aún más la soga alrededor del régimen de Xi.
La dependencia de China de los mercados globales, particularmente de EE. UU., para sus exportaciones la deja vulnerable a un conflicto económico prolongado. La incapacidad de Xi para diversificar los socios económicos de China o reducir la dependencia del comercio exterior ha agravado los desafíos de Pekín.
¿Qué Sigue?
Con Trump listo para reimponer aranceles y atacar sectores críticos de la economía china, Pekín enfrenta una elección drástica: capitular ante las demandas de EE. UU. o arriesgarse a la estancación económica. La renuencia de Xi a hacer concesiones podría salirle mal, profundizando el descontento interno y amenazando su control sobre el poder.
Los próximos años pondrán a prueba si Xi Jinping puede navegar a China a través de esta tormenta o si las políticas inflexibles de Trump empujarán a Pekín más cerca del colapso.