Thierry Neuville no es un piloto de rally ordinario. Es un ejemplo de tenacidad, resiliencia y pura determinación—un hombre que se ha transformado de un joven audaz con gafas coloridas al Campeón del Mundo de Rally 2024. Pero su camino hacia la cima del mundo del automovilismo no fue nada fácil, marcado por desamor, brillantez y una negativa a rendirse jamás.
Un Vistazo a la Grandeza en Gafas Rojas
Mi primer encuentro con Thierry Neuville fue en 2009. En aquel entonces, era un talento desconocido que audicionaba para el equipo de pilotos BF Goodrich. No estaba allí por elección, sino por obligación, encargado de evaluar sus habilidades mediáticas. ¿Fue memorable? No particularmente. ¿Rápido? Absolutamente—al menos hasta que se estrelló.
Sin embargo, ese choque presagiaba un patrón en la carrera temprana de Neuville: destellos de brillantez atenuados por tropiezos ocasionales. Un año después, llamó la atención con una actuación impresionante en su debut en el Campeonato Mundial de Rally Junior en Turquía, ocupando el segundo lugar antes de que un par de gafas rojas y una confianza de acero me dijeran que era algo especial.
Luchas y Avances Tempranos
El viaje de Neuville a través de las categorías no fue sencillo. Su paso por el Intercontinental Rally Challenge ofreció momentos mágicos, incluyendo una victoria madura sobre el veterano del rally Jan Kopecký en Córcega y una victoria emocionante en Sanremo. Estos triunfos llamaron la atención del jefe de Citroën, Yves Matton, quien le otorgó un asiento en el DS3 WRC.
La curva de aprendizaje de Neuville fue empinada, pero el progreso fue rápido. Para 2013, en solo su segunda temporada a tiempo completo, terminó como subcampeón detrás de Sébastien Ogier, logrando seis podios en el tramo final de la temporada. Luego vino otro gran salto: unirse a Hyundai.
Surge el Piloto Estrella de Hyundai
El cambio de Neuville a Hyundai marcó el inicio de su transformación. Ya no era el desvalido luchador; abrazó su papel como líder del equipo. Se fueron las estéticas de boyband; en su lugar, unas Oakleys naranjas y una gorra de Red Bull. Neuville ya no era solo un piloto: era el talismán de Hyundai.
Su primera victoria con el equipo en el Rallye Deutschland en 2014 fue icónica, pero también caótica. Un accidente que hizo que su i20 cayera por los viñedos se convirtió en la imagen definitoria de su temporada. Fue un recordatorio de que, aunque Neuville tenía la velocidad, la consistencia seguía siendo esquiva.
Cercanías y Contratiempos
La temporada 2017 parecía destinada a ser el momento culminante de Neuville. Dominó al principio en Monte Carlo y Suecia, solo para desperdiciar ambas victorias con pequeños pero costosos errores. A pesar de su inmenso ritmo, los errores le impidieron conseguir el título.
A medida que Kalle Rovanperä y Sébastien Ogier de Toyota alternaban su dominio en los años siguientes, Neuville se quedó persiguiendo sombras, especialmente con el desafortunado coche de Hyundai de 2022. Pero incluso cuando sus rivales celebraban títulos, Neuville nunca perdió el enfoque.
El Largo Camino hacia la Gloria
Lo que separa a Neuville del resto no es solo su talento; es su perseverancia. No ganó su título de 2024 en un solo evento, sino en innumerables batallas. En Kenia, superó problemas con la bomba de combustible para ofrecer un aplastante Super Sunday. En Cerdeña, se recuperó de un accidente el sábado para dominar el día final. Una y otra vez, Neuville demostró que ningún contratiempo podría disuadirlo.
Finalmente, en Japón, todo se unió. Los años de desamor, trabajo duro y un impulso implacable culminaron en un título mundial. No fue solo una victoria para Neuville; fue un testimonio de su carácter.
Un Campeón y un Hombre de Clase
Detrás del casco y las Oakleys hay un hombre de profundidad y empatía. Desde honrar la memoria del fallecido Craig Breen apoyando a su amigo cercano, hasta manejar siempre la crítica con profesionalismo, Neuville ha mostrado clase tanto dentro como fuera de la pista.
Hoy, Thierry Neuville se encuentra en la cima del mundo del rally—no solo como un campeón, sino como un piloto que ganó cada reconocimiento de la manera más difícil. A aquellos que dudaron de él: está aquí, es el mejor, y no se va a ninguna parte.
Sigue luciendo esas gafas, Thierry. Te las has ganado.