La rivalidad entre Valentino Rossi y Max Biaggi, dos titanes del motociclismo italiano, fue una de las tramas más explosivas en la historia de MotoGP. Todo comenzó en el Campeonato del Mundo de 500cc y se extendió a la era de MotoGP. El choque entre los dos pilotos no se trataba solo de carreras; era una batalla por la corona del mejor piloto italiano, alimentada por el ego, el orgullo regional y un circo mediático ansioso por avivar las llamas.
Rossi, nunca reacio al drama, ahora admite que la tensión entre ellos fue en gran parte culpa suya. En una reflexión sincera sobre la rivalidad, Rossi señaló que su desagrado por Biaggi era profundo, arraigado en choques de personalidad, diferencias regionales y un feroz espíritu competitivo que a menudo se desbordaba en disputas públicas.
«¿La rivalidad con Biaggi? Diría que fue mi culpa,» confesó Rossi. «No me gustaba Max. ¿Por qué? En nuestro entorno, la mayoría éramos de Romagna, mientras que él era de Roma. Además, no me gustaba su actitud durante las entrevistas. Era un gran fan de Capirossi y Romboni, y se lo decía abiertamente a los medios. Él era el mejor en el motociclismo italiano, y aquí estaba yo, declarando abiertamente que no me gustaba.»
Rossi no se contuvo en sus primeros días, y sus comentarios sinceros a la prensa solo sirvieron para escalar la animosidad. La fricción alcanzó su punto máximo en 1994 cuando Biaggi, ya una figura dominante, se mudó de Aprilia a Honda en la categoría de 250cc, y Rossi no pudo resistir la tentación de burlarse del éxito de su rival. «Todos decían que estaba ganando solo por la moto italiana, y yo me subí a ese carro,» recordó Rossi.
La tensión latente estalló durante un encuentro en Suzuka. Mientras Rossi pasaba junto a Biaggi, quien estaba cenando con periodistas, Biaggi comentó de manera burlona: “Aquí está el Max Biaggi de los 125.” No dispuesto a retroceder, Rossi respondió: “¡Aquí está el Valentino Rossi de los 250!” La confrontación no terminó ahí. En un momento tenso en un ascensor de hotel, Biaggi confrontó a Rossi, preguntándole por qué lo estaba provocando constantemente. «Culpé mucho a esa situación, porque él me pisó los pies,» dijo Rossi, reconociendo su papel en la escalada de su enemistad.
La rivalidad entre Rossi y Biaggi fue más que un simple choque de talentos en la pista—fue una guerra total de personalidades, egos y territorios, desarrollada bajo el implacable foco de los medios. La admisión de Rossi sobre su papel en avivar el fuego añade otra capa a la legendaria rivalidad que definió una era de MotoGP, demostrando que a veces, las batallas más grandes se libran fuera de la pista.