En un nuevo informe explosivo, el Servicio Secreto está siendo criticado desde todos los ángulos por haber fallado en el intento de asesinato de Donald Trump en un mitin en Butler, Pennsylvania, en julio de 2024. La investigación bipartidista lo dejó claro: fallos graves en la seguridad permitieron que un tirador disparara a Trump, rozándole la oreja. El informe no se anda con rodeos, advirtiendo que si el Servicio Secreto no se pone las pilas, es solo cuestión de tiempo antes de que haya otro ataque contra Trump o contra otra figura política importante.
¿El mayor error? No proteger un edificio sin seguridad justo cerca del escenario, lo que le dio al tirador una línea de visión directa. Los legisladores están prácticamente sin palabras, con uno comentando: “Un niño de 10 años podría haber identificado eso como la mayor amenaza.” Vaya.
Para empeorar las cosas, la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, ya ha renunciado, y la agencia ahora está bajo un intenso escrutinio tanto de demócratas como de republicanos. Todos están haciendo la misma pregunta: ¿cómo pudieron arruinarlo tanto?
No es solo un escándalo—es un llamado a un cambio importante, y rápido.