En una respuesta calculada a los ataques aéreos de Israel del 26 de octubre, el Líder Supremo de Irán, el Ayatollah Ali Khamenei, instó a la moderación, aconsejando a los funcionarios iraníes que ni exageren ni minimicen los ataques. Khamenei describió las acciones de Israel, que mataron a cuatro oficiales iraníes, como un “error de cálculo”, advirtiendo que Irán no debería desestimar por completo los ataques, pero también debería evitar avivar las tensiones innecesariamente. Sus comentarios sugieren un delicado acto de equilibrio en medio de los temores de que las escaladas recíprocas podrían arrastrar a la región a un conflicto más amplio.
Los ataques siguen a un mes de crecientes hostilidades entre Israel e Irán, acentuados por el propio bombardeo de misiles de Irán del 1 de octubre, en lo que Teherán llamó represalia por los ataques israelíes dirigidos a grupos aliados de Irán en Gaza y Líbano. El último movimiento diplomático de Irán, solicitando al Consejo de Seguridad de la ONU que condene a Israel, subraya la estrategia de Teherán de aprovechar la presión internacional sin comprometerse a una represalia abierta.
Las apuestas geopolíticas más amplias son altas, con EE. UU. señalando su apoyo a Israel mientras expresa preocupación por el potencial de un conflicto incontrolado. El presidente Joe Biden defendió el derecho de Israel a responder, pero advirtió contra provocaciones que podrían desestabilizar aún más el Medio Oriente. La región sigue siendo volátil, con Hezbolá y Hamás llevando a cabo intensos ataques transfronterizos contra Israel, ambos grupos citando solidaridad con Gaza en medio del conflicto en curso.
El enfoque mesurado de Khamenei revela una estrategia iraní centrada en mostrar fuerza sin arriesgar una escalada a gran escala. Irán está equilibrando el orgullo nacional con la precaución, sabiendo que respuestas militares escaladas podrían arriesgar una inestabilidad aún mayor. A medida que las fuerzas israelíes e iraníes continúan sus demostraciones de fuerza, el mensaje de Khamenei resalta los cuidadosos cálculos que ambas partes están haciendo para mantener la dominancia sin provocar una guerra total.