En la cumbre de BRICS en Kazán, el presidente ruso Vladimir Putin lideró una alianza sin precedentes destinada a cambiar el equilibrio de poder global, reuniendo a 36 naciones para desafiar el dominio económico occidental. Líderes de potencias emergentes como China, India y Sudáfrica se han unido para explorar alternativas a sistemas controlados por Occidente como SWIFT, lo que permitiría un comercio y transacciones financieras sin restricciones en medio de sanciones.
La diplomacia de Putin se centró en crear una “asociación integral” con China, mientras que el presidente Xi Jinping elogió las relaciones Rusia-China como un “modelo para alianzas modernas”. Esta amistad estratégica es vista por los expertos como una respuesta calculada a los intentos de EE. UU. de aislar a Rusia económicamente. La cumbre enfatizó la autonomía colectiva, con discusiones centradas en expandir la cooperación económica, apoyar la soberanía de cada miembro y crear un sistema de pagos inmune a la influencia occidental.
La reunión envía un mensaje claro: BRICS busca fomentar un mundo multipolar donde las economías en crecimiento puedan operar independientemente de las presiones políticas de EE. UU. Mientras Xi y Modi expresaban un fuerte apoyo al desarrollo y comercio mutuos, Putin reiteró que estas alianzas en crecimiento marcan “una nueva era” para las relaciones globales.